martes, 17 de diciembre de 2013

Tangible efímera Esperanza.



En Sevilla existe una tradición única en el mundo, y es que todos los años cuando éstos van expirando la Esperanza se hace tangible efímeramente, tanto es así, que lo hace tan sólo por cinco días. Cinco días en los que la Esperanza se huele, se siente, se palma, se llora, se ríe, se consuela...


Una espera que sólo Sevilla conoce su tempo...

Y es que estamos hablando del besamanos de la Esperanza Macarena en su Basílica, donde todo adquiere otra dimensión, otro concepto, la relativización del tiempo. Pero sobre todo el tacto de Esperanza en los labios... esa Esperanza que tanto se anhela en estos tiempo y en tantos otros. ¿Cómo no iba a llevar por nombre la Macarena Esperanza? Esos deseos que  tenemos en mayor o menor magnitud todo Ser Humano, porque ¿sin esperanza que sería de la vida? ¿Qué sería de nosotros sin ni siquiera esa vaga posibilidad de que todo vaya mejor, de que un familiar o amigo se recupere, de cumplir sueños, de creer en algo más que en el mero hecho de lo que vemos...? 
Todo eso se encuentra en su más pura esencia en un barrio de Sevilla el cual tiene por entrada un arco, arco que hace frontera cada madrugá de Viernes Santo con el resto del mundo.




Y mientras centenares de personas desfilan en busca de Esperanza, las paradojas de la vida se hacen presente, la Setencia que en nuestro mundo parece ser que todo lo pone en su lugar, lo observa todo sin rencor, como sólo Él podría hacerlo, y con la alegría compartida por su madre. Incluso en los peores momentos siempre hay que saber alegrarse por el bien ajeno. Lección de vida que entre el tumulto nos susurra la Sentencia.


Desde aquí mi más ferviente enhorabuena al trabajo realizado por priostía, excelente. Sólo me gustaría comentar algo respecto a la música, a mi parecer marchas procesionales no sería lo más adecuado para un acto de estas características, eché en falta más recogimiento en la Basílica, que no quita que cada cuál lo tuviera. Por lo demás mi enhorabuena a mi Hermandad.

Para que se nos hiciera la espera más corta, concretamente en mi caso dicha espera fue de tres cuartos de horas, varios jóvenes hermanos repartían una estampa tan bonita como la que os muestro (besamanos en la Iglesia de San Gil). Desde la llegada ya se afanan en repartir Esperanza.


Tan solo queda aguardar nuestra Esperanza más ferviente en el corazón a la espera de que trascurran otros trescientos sesenta y cinco días para poder volverla a tocar...


Aunque este año el reguero de Fe tendrá un anticipo para el próximo Mayo, nada más y nada menos que en la Catedral, donde podremos volver a encontrarnos frente a frente con Ella, experimentar esa sensación de insignificancia ante la postre inmensidad.

Como dice Antonio Burgos: ¿Qué es macarenear?
Ver la cara a la Esperanza, y jartarse de llorar.


@Revuelos_
Firmado: Marga Castro


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